Los primeros usos del carbón activo, generalmente preparado a partir de madera carbonizada (carbón vegetal), parecen haber tenido aplicaciones médicas, en Tebas (Grecia) se halló un papiro que data del año 1550 a.C. en el que se describe el uso del carbón vegetal como adsorbente para determinadas prácticas médicas.
En relación al tratamiento del agua con carbón activo, se sabe que ya 450 años a.C. en los barcos fenicios se almacenaba el agua para beber en barriles con la madera parcialmente carbonizada por su cara interna. En la década de 1700, el carbón vegetal es utilizado para mitigar los olores emanados por la gangrena. A mediados de la década de 1800, el carbón se había vuelto omnipresente como tratamiento para muchas condiciones médicas
En 1872 aparecen las primeras máscaras con filtros de carbón activo utilizadas en la industria química para evitar la inhalación de vapores de mercurio. En 1901 R. von Ostrejko, considerado el inventor del carbón activo, patentó dos métodos diferentes para producirlo; el primero consistía en la carbonización de materiales lignocelulósicos con cloruros de metales; lo cual resultó la base de lo que hoy en día es la activación química. En el segundo, proponía una gasificación suave de materiales previamente carbonizados con vapor de agua o CO2; es decir una activación física, o más correctamente térmica.
La Primera Guerra Mundial, y el uso de agentes químicos durante esta contienda, trajo como consecuencia la necesidad urgente de desarrollar filtros de carbón activo para máscaras de gas. Sin duda este acontecimiento fue el punto de partida para el desarrollo de la industria de carbón activo y de un buen número de carbones activos usados no solo en la adsorción de gases tóxicos sino en la potabilización de agua. A partir de este momento tuvo lugar el desarrollo de multitud de carbones activos para las aplicaciones más diversas: depuración de gases, aguas y residuos, aplicaciones médicas, soporte de catalizadores, etc.
El carbón activo es carbón que ha sido tratado con dióxido de carbón o vapor sobrecalentado a temperaturas muy altas. Esto crea una matriz de poros diminutos en el carbón que aumenta su superficie y crea más lugares para que las moléculas queden atrapadas; esto es lo que hace que el carbón sea un medio de filtración eficaz. Los filtros de carbón activo también suelen someterse a tratamiento químico para aumentar su capacidad de atrapar contaminantes específicos.
Los filtros activados se utilizan particularmente en filtros moleculares (a veces conocidos como filtros químicos o filtros de fase de gas). Estos normalmente emplean una técnica llamada "adsorción". En términos simples, esto significa pegar las moléculas en materiales con superficies extremadamente grandes.
La estructura del carbón activo incluye millones de poros microscópicos donde los gases entran y se condensan en un líquido en la superficie de carbón. Medio kilogramo de carbón tiene más de seiscientos mil metros cuadrados de superficie, lo que permite que el carbón mantenga su eficiencia de captura de gas durante un largo período, hasta cuatro años en algunas aplicaciones de HVAC.
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Video: Cómo Camfil puede separar partículas y contaminantes moleculares proporcionando soluciones a diversas aplicaciones.