Los principios farmacéuticos activos (API) plantean una serie de retos para los fabricantes de productos farmacéuticos y sus procesos de producción. Los API crean polvos muy finos y a menudo altas concentraciones de disolventes durante la manipulación del producto y los procesos de fabricación. Estos polvos finos suponen el mayor riesgo para la salud de los trabajadores, ya que las partículas nocivas quedan retenidas en los pulmones. Por ello, se requiere una filtración eficaz combinada con soluciones de contención para garantizar que el polvo no se escape durante el funcionamiento normal, así como durante el mantenimiento rutinario, como el cambio de filtros o la eliminación de polvo residual.
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