La corrosión es un proceso natural que se produce cuando los metales reaccionan con los contaminantes moleculares del aire, lo que provoca el deterioro gradual de sus propiedades. La corrosión puede causar daños en maquinaria, equipos e incluso objetos del patrimonio cultural, lo que conlleva riesgos para la seguridad y costosas reparaciones. También puede comprometer la integridad de los componentes metálicos, reduciendo su vida útil y su eficacia.
Los equipos electrónicos son esenciales para el funcionamiento continuo de las empresas. Para ayudar a mitigar el riesgo de corrosión, se han desarrollado normas como ANSI/ISA S71.04-2013 para clasificar los niveles de corrosividad de los entornos con el fin de ayudar a proteger los equipos y procesos sensibles. La supervisión en tiempo real de los contaminantes moleculares puede ayudar a prevenir la corrosión y garantizar el 100% del tiempo de funcionamiento y la disponibilidad de los equipos eléctricos, así como a proteger los objetos sensibles.